Matrimonio y la Vid
(English & Español)
por Raimer Rojas
“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Él corta de mí toda rama que no produce fruto y poda las ramas que sí dan fruto, para que den aún más." - Juan 15:1-2 NVI
En Juan 15, Jesús dibuja una imagen viva de la asociación divina: el Padre como el Jardinero o Labrador y Él mismo como la Vid, unidos en perfecta armonía para dar vida, salud y fruto a cada rama. Este mismo ritmo de amor y cuidado intencional puede iluminar el llamado del matrimonio cuando Dios está en el centro. Así como el Padre y el Hijo trabajan juntos para el florecimiento de la Iglesia, el esposo y la esposa están invitados a una sagrada sociedad matrimonial, con Cristo como la fuente de vida, donde cada uno se entrega al crecimiento y bienestar del otro.
En mi propia experiencia como esposo, dos pasajes se han convertido en faros del diseño de Dios para esta vida compartida: Efesios 5:25–29, que ilumina el llamado del esposo, y Proverbios 31:10–31, que revela el rol de la esposa. Aunque Dios mismo obra en nosotros “para querer y para hacer según su buena voluntad” (Filipenses 2:13), uno de Sus instrumentos más tiernos para nuestro crecimiento y transformación es un cónyuge amoroso, guiado por el Espíritu, que busca el florecimiento del otro.
Estos pasajes hablan no solo de la verdad divina, sino también de los patrones del corazón humano. Histórica y culturalmente, los hombres y las mujeres llegan al matrimonio con ciertos anhelos—necesidades que esperan que su cónyuge satisfaga—y que incluso se reflejan en la cultura popular. Las mujeres suelen buscar a un hombre que las ame, las cuide, las afirme, las apoye y las proteja. Los hombres suelen buscar a una mujer que los respete, valore lo que ofrecen, trabaje a su lado para el bienestar propio y de la familia, los ayude a prosperar en la vida y cree un ambiente seguro y pacífico al que puedan regresar. Cuando estos anhelos se satisfacen con amor y gracia, se cultiva la confianza, la conexión y la alegría. De esta manera, la Escritura ofrece orientación sobre cómo cada pareja puede cuidar, bendecir y ayudar al otro a alcanzar la plenitud de vida que Dios desea.
Ámala con sacrificio — entrégate por el bien de tu esposa, así como Cristo se entregó por la Iglesia. “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella.” (Otros textos bíblicos: Juan 15:13 & Filipenses 2:3)
Susténtala y cuídala con ternura — dale atención, ternura y cuidado en sus necesidades. “Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos. El que ama a su mujer, a sí mismo se ama, pues nadie odió jamás a su propio cuerpo, sino que lo sustenta y lo cuida, como también Cristo a la iglesia.” (Otros textos bíblicos: 1 Pedro 3:7 & Romanos 12:10)
Háblale palabras que den vida — usa tus palabras, enraizadas en tu amor fiel y en la Palabra de Dios, para fortalecer su fe, paz y alegría, acercándola más a Dios. “Para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra.” (Otros textos bíblicos: Proverbios 18:21 & Efesios 4:29)
Fomenta su florecimiento — apoya su crecimiento, su gozo y su madurez en Cristo con acciones intencionales. “a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviera mancha ni arruga ni cosa semejante, sino que fuera santa y sin mancha.” (Otros textos bíblicos: Hebreos 10:24, 1 Tesalonicenses 5:11 & 1 Tesalonicenses 5:14)
Protégela y provéele — crea un ambiente donde ella se sienta segura, valorada y confiada en tu amor. “El que ama a su mujer, a sí mismo se ama.” (Otros textos bíblicos: Eclesiastés 4:9-10, Proverbios 12:10 & 1 Timoteo 5:8)
Hónralo y respétalo — habla bien de tu esposo en privado y en público, afirmando su valor y su rol. "Su esposo es bien conocido en las puertas de la ciudad." (Otros textos bíblicos: Efesions 5:22, Proverbios 15:1, Colosenses 3:18, Efesions 4:32 y Efesios 5:33b)
Apóyalo y cree en él — demuestra confianza en su capacidad de guiar, proveer y proteger. "Su marido puede confiar en ella, y ella le enriquecerá en gran manera la vida." (Otros textos bíblicos: Genesis 2:18, Proverbios 14:1, Hebreos 3:13 y Proverbios 19:14b)
Admíralo y valóralo — reconoce y celebra sus fortalezas, logros y carácter. "Esa mujer le hace bien y no mal, todos los días de su vida." (Otros textos bíblicos: Proverbios 18:21, 1 Tesalonicenses 5:11, Romanos 12:10 y Proverbios 16:24)
Sé trabajadora y fructífera para él y la familia — usa tus dones y talentos para bendecir a tu familia y a otros. "Ella es fuerte y llena de energía y es muy trabajadora." (Otros textos bíblicos: Philippians 2:4, Proverbios 31:13, Proverbios 31:20 y Colosenses 3:23)
Cultívalo y edifícalo — Cultiva y alimenta su confianza, su crecimiento, su gozo y su caminar con Dios mediante oración y ánimo. "Está atenta a todo lo que ocurre en su hogar, y no sufre las consecuencias de la pereza." (Otros textos bíblicos: 1 Tesalonicenses 4:18, Gálatas 6:9 y Gálatas 6:2)
Provéele paz y refugio — sé una presencia segura y acogedora donde él descanse y se sienta libre de juicio. "Está vestida de fortaleza y dignidad, y se ríe sin temor al futuro." (Otros textos bíblicos: Proverbios 21:9 y Proverbios 15:1)
Aunque los llamados que Dios da a esposos y esposas puedan compartir algunas similitudes, Él confía a cada uno responsabilidades distintas y sagradas. Cuando ambos abrazan esta visión, el matrimonio se convierte en un jardín cuidadosamente cultivado: un espacio vivo e intencional donde cada cónyuge nutre y cultiva el corazón, la mente y el espíritu del otro. El crecimiento en este jardín nunca es accidental. Como un jardinero dedicado que moldea una vid preciosa, cada pareja actúa con cuidado, propósito y previsión, cultivando diariamente para que juntos florezcan, prosperen y den fruto que perdure. De esta manera, el mismo ritmo de amor, compañerismo y cuidado que da vida, que Jesús reveló en Juan 15, se hace real en el matrimonio, reflejando el diseño de Dios para una vida compartida que florece en alegría, confianza y vida duradera.
A continuación, comparto una canción de adoración que invita hermosamente al Señor a entrar en el cuidado y cultivo del jardín de nuestra vida. Me gusta cómo esta canción también puede servir como una invitación meditativa para que Dios obre a través de nuestros cónyuges, guiándonos y nutriéndonos para nuestro crecimiento y florecimiento. > CANCIÓN: Tend interpretada por Aleen Aldas